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martes, 7 de febrero de 2017

RELATO INCESTO MILY PART 3

Habían transcurridos unos días desde que había estado con Mily en mi casa, y deseaba volver a verla. Aunque sea solo por un rato. Todavía mi prima no tenía teléfono celular, así que estábamos incomunicados. Decidí tomar cartas en el asunto y llamar a mi Tía Gladys al teléfono de ella. -¿Tía como estas?- Dije una vez que escuche su voz al otro lado del teléfono. -Muy bien Ezequiel ¿y vos?- contestó ella alegremente. Hablamos por un rato, y le pregunte como se estaba adaptando a su nueva vida y me puso al tanto de algunas cosas que no vienen ahora al caso. Por último, le pregunte como andaban las niñas. -Tía, ¿queres que saque a las nenas a pasear un rato mañana?, así podes ocuparte un poco de tus asuntos- Le pregunte discretamente. -La verdad es que me harías un favor enorme- Me respondió. -Listo, las paso a buscar cuando salgo de la oficina, a eso de las 6 hs. - concluí cortando el teléfono. Al día siguiente mientras se acercaba la hora programada, le indique a mi secretaria que tenía que irme un poco mas temprano. Vale aclarar que tengo un Estudio Contable en el centro de la Ciudad de San Isidro. Ya hace varios años que lo abrí. Los primeros años fueron duros, pero ya hace tiempo que me esta yendo muy bien. Además, por suerte, tengo una familia con una situación económica muy acomodada, y nunca me ha faltado nada. Salí de la oficina y pase a buscar a las niñas. Cuando llegue al departamento donde estaba viviendo mi Tía y luego de tocar el portero eléctrico, ella bajó con Euge y por supuesto, con Mily. Me saludó y me felicitó por el auto que me había comprado. Hacia unos meses me había podido comprar un Volkswagen Vento. Le agradecí y mis primas subieron. Euge fue al asiento trasero y Mily se sentó a mi lado. Me tome un minuto para observar a mi prima. Llevaba puesto un pequeño short de jean un poco calado, y una musculosa negra con letras blancas en ingles. El pelo suelto casi le llegaba hasta la cola o por lo menos la punta de su corte en V, bien peinado como siempre. Sus ojos verdes y brillosos me miraban como con admiración. Yo me enfoque en esa boca de labios gruesos y sensuales que tanto me gustaba. Me dirigi hacia una zona céntrica de la Ciudad donde hay muchos comercios para pasear. Euge quería tomar helado y ni Mily ni yo nos oponíamos a la idea. Encontré una heladería artesanal y ahí nos sentamos. Nos pedimos un cucurucho cada uno. Sentado en frente de Mily pude observarla como tomaba su helado. Pasaba la lengua suavemente una y otra vez, y le daba pequeño mordisquitos. Además se pasaba la lengua por la boca cada vez que le quedaba un poco de helado en los labios. Ahí supe que tenía que hacer lo imposible para que lo próximo que chupara de esa manera fuera mi verga, y no iba a parar hasta conseguirlo. Les pregunte si querían ir a tomar una coca cola a mi casa y ambas asintieron. Cuando nos dirigíamos al auto pasamos por una joyería y Mily se detuvo a observar la vidriera. -Me encantan todas estas cosas- Dijo con voz dulce. -Mira vos- Le respondí. –Entremos si queres, capaz te puedo regalar algo- Concluí Su mirada se enfocó hacia mi y pude ver sus ojos brillosos y su sonrisa de felicidad. -Mi papá nunca me compraba nada- Me confesó con rabia. Me había enterado por comentarios de mi madre, que mi Tío político no solo había engañado a mi Tía, sino que también la maltrataba a ella y a las nenas. Por eso habían decidido irse de España. Por lo tanto no quise preguntarle nada a Mily en ese momento sobre la relación con su papá. Entramos a la joyería y le insistí para que eligiera lo que quisiera. Pensó que era una broma, porque las cosas que se vendían eran costosas y de muy fina calidad. Pero después de insistirle varias veces, se relajó y comenzó a observar todo. Se terminó comprando una cadenita de oro muy delicada con una M hacia referencia a su inicial. El costo fue superior a los 500 dólares, pero valía la pena para tener contenta a mi prima. Por suerte a Euge la pude conformar con una baratija del negocio de al lado. Encaramos para mi casa, Mily no dejaba de tocar y mirar su cadenita. Llegamos y nos sentamos en el sillón del living con el aire acondicionado prendido y pusimos la tele. Les traje unas cocas a las niñas y yo me abrí una lata de cerveza bien fría. Al cabo de unos instantes, observe que Euge se estaba quedando dormida mientras miraba unos dibujitos animados. Evidentemente estaba acostumbrada a dormir la siesta, y aun no lo había hecho. Le sugerí que se fuera a acostar a mi cama, pero no quiso. En ese momento Mily la tomó del brazo y la llevo al dormitorio, diciéndole que ella se acostaba un ratito también. En ese instante cayó un mensaje de mi Tía preguntando si todo estaba bien. Le dije que las nenas se estaban portando muy bien y que se iban a quedar un par de horas más. Que no se preocupara que yo las llevaba luego a su casa. Ella prestó conformidad… Luego de unos 10 minutos, se abrió la puerta de la habitación y pude ver que Mily salía… sola. Instantáneamente sentí mucha excitación. Me acerque a ella y me agache para besarla. La diferencia de estaturas era muy importante ya que mido alrededor de 1. 82 mt. Nos besamos apasionadamente durante varios minutos y comencé a desvestirla. Le saque la musculosa negra y recién ahí caí en cuenta que mi pequeña prima no llevaba puesto corpiño (sostén). Eso me excitó muchísimo más. Bese sus diminutos pechos una y otra vez. Hasta que le baje el short. Quedando solo con su bombacha de algodón blanca. Seguí besándola y acariciando todo su cuerpo. Note como la bombacha (bragas) se humedecía y comenzaba a mojarse toda. Se la saque y pude acariciar su pequeña conchita húmeda. Más que húmeda estaba completamente empapada. Mily entonces se encontraba totalmente desnuda, vistiendo solo la cadenita de oro que resaltaba en su dorada piel. Sin más preámbulos me desvestí hasta quedar en ropa interior. Ella acariciaba mis grandes brazos y mi bien formado pecho, como sintiéndose protegida de estar con alguien fuerte a su lado. Le dije que se arrodillara y que me bajara el boxer de a poco. Una vez que mi miembro estuvo cerca de su boca observe que ella no sabía qué hacer con él. Me miró con desesperación. -Relájate y empeza primero a acariciarlo con tus manos- Le dije mientras me sentaba en el sillón. Cogió mi miembro con sus dos pequeñas manos, y lentamente comenzó a acariciarlo. Primero con inseguridad, y luego de a poco, fue tomando más confianza… -Ahora chúpalo lentamente- Le ordené. Pero se lo metió demasiado rápido en la boca y a la tercer vez que lo succionó, sentí como se atragantaba y una arcada la hizo vomitar un poco. -No te preocupes le dije. Suele pasar, trata de hacer de cuenta que estas tomando un helado como hoy a la tarde- Le dije para tranquilizarla, ya que se había puesto completamente colorada. Empezó entonces a lamer mi verga con su lengua. La pasaba una y otra vez. Me miraba a los ojos como buscando aprobación, y entonces volvia a pasar su lengua lentamente por todo el tronco de mi verga. Noté como iba tomando confianza e iba mejorando su técnica. Luego de lamer cada rincón de mi verga, se animó y se la metió muy lentamente en su boca. De a poco observe como mi miembro entraba y salía de la boca de Mily… Tambien pude sentir que la niña se estaba excitando mucho. El olor a sexo era ya evidente. Continuó haciéndolo una y otra vez mientras yo le acariciaba el pelo. Me encontraba disfrutando de la escena. No quería que se termine nunca, pero al cabo de varios minutos note como se estaba cansando. Aproveche el momento para advertirle que en unos instantes, iba a salir un chorro de liquido semi espeso y que por supuesto, se tenía que tragar todo lo que yo le diera en su boca. -¿Como lo que te salió en el baño el otro día? Me preguntó. Asentí con la cabeza y el solo recuerdo de eso hizo que me excitara aun más. Cerré los ojos y contuve la respiración y al cabo de unos segundos eyacule. Me di cuenta, en ese mismo momento, que la leche que había expedido era muchísima, ya que el orgasmo duró varios segundos y con algunos espasmos incluidos. Cuando presté atención, vi que la niña estaba con la boca rebalsada de semen y que el mismo le chorreaba por los labios y el mentón. Le dije que tenía que tragárselo todo. Ella me miro dubitativa, pero al cabo de unos segundos obedecio y comenzó a tragar de a poco. -¿Estas bien?- Le pregunte. -Si… Si…- Me contestó. –No pensé que iba a salir tanta lechita- me dijo con voz picara. -Bueno, pero tenes que acostumbrarte, porque siempre que nos veamos vas a tener que tragarte todo lo que te dé en esa hermosa boca- -Si, obvio. Yo voy a hacer todo lo que me digas- Contestó. -Bueno, entonces tener que pasarte bien la lengua por los labios y junta con tus dedos esa leche que te quedó en el mentón y trágate todo- le dije. Ella obedeció y con su lengua no dejó ni un rastro de semen en su boca. Asimismo, y como le había indicado también, se agachó y fue chupando como un pequeño gatito, toda la leche que había caído al suelo. La noche había caído, y era hora de llevarlas a su casa. Mi prima menor se despertó. Las niñas comieron algo, y salimos. Eso si, Mily se fue sin su bombacha, porque le pedí que me la regalará como recuerdo. Aún seguía empapada. CONTINUARA…

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