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martes, 7 de febrero de 2017

RELATO DE INCESTO MILY PARTE 4

Luego de un par de días de no tener noticias de mi pequeña prima, entre a mi Facebook y para mi sorpresa, pude ver una solicitud de amistad de Mily. Enseguida una sonrisa se apoderó de mi rostro. Acepte su invitación inmediatamente y pude ponerme a espiar un poco su perfil. La primera grata sorpresa que me llevé, fue ver que su foto de perfil era una que nos había sacado la Tía Gladys el domingo en la pileta. Nos veamos bien juntos en traje de baño, ella luciendo sin tapujos su bikini rosa. Seguí inspeccionando un poco más su facebook, y pude aprender algunas cosas sobre mi prima. Por ejemplo leí que el 31 de marzo cumplía los 12 años. Que había practicado durante varios años en Barcelona danza clásica (entendí el porqué de su firme figura y su gran flexibilidad), que su color favorito era el violeta (como el primer bikini que se puso aquel gran día) y muchas más cosas que no vienen al caso, pero que denotaban de ella una gran madurez. Al rato vi que estaba conectada y comenzamos a chatear. Estuvimos cerca de una hora hablando y me contó que el lunes comenzaba su nuevo colegio. Su mama la había anotado en el San Agustín, un Colegio católico del centro de la Ciudad de San Isidro. La buena noticia era que ese Colegio quedaba a unas 9/10 cuadras de mi Oficina. Arreglamos que el próximo martes la iba a pasar a buscar por la Escuela, y así fue… Los días pasaron sin grandes sobresaltos y llegó el día. Salí de la oficina y fui a buscarla caminando, ya que en esta Ciudad es muy difícil conseguir lugar para estacionar a ciertas horas. La espere en la puerta del Colegio, y la vi venir, bajando las escaleras, de la puerta principal del Establecimiento. Llevaba puesto como era de esperar su uniforme escolar. Una camisa blanca, una pollera roja y medias blancas hasta las rodillas. Se veía muy sensual, a tal punto que sentí movimientos debajo de mis pantalones. Asimismo, llevaba una larga trenza en su cabello, que la hacían ver mucho más aniñada que las otras veces. Sin mucho preámbulo, la salude con un beso en la mejilla y la tome de las manos. Nos fuimos caminando sin decir mucho más. -Como estas bonita?- le pregunte mirando esos grandes ojos verdes que tanto me gustaban. -Bien, gracias por venir a buscarme- me respondió. -¿Que le dijiste a tu mama para que te deje venir conmigo?- Le pregunto algo inquieto. -Nada, que estaba triste porque no conocía a nadie acá, y que el único que me caía bien eras vos- Señaló. -¿Y cómo hiciste para que Euge no viniera?- le pregunte con una sonrisa. -Ella no quiso venir, prefiere estar con mamá todavía, es chiquita- Me dijo riéndose tiernamente. Mientras nos dirigíamos hacia mi oficina, observe como miraba todas las vidrieras de los negocios de ropa que pasábamos. Entonces le ofrecí comprarle algo, y ella aceptó sin dudarlo ni un segundo. Ya se estaba acostumbrando a la buena vida pensé. Paramos en un par de locales y ella se compró unas remeras (blusas), una pollerita blanca muy sexy y un pantalón de jean. Me dijo que por ahora con eso estaba bien. Que la próxima vez se compraba más cosas. No se bien porque, pero esa sensación de que me pida cosas sin dudarlo, me excito mucho. Pensé que la niña me estaba usando un poco, pero realmente no me importó. Lo que si me llamó poderosamente la atención fue que, al salir del primer local de ropa y luego de probarse la pollera que se compró, note que al volver a poner su uniforme escolar, lo hizo pero levantándose mucho la pollera colorada, dejando sus doradas y bien formadas piernas aun mas despejadas. Eso sí, apenas se inclinaba para adelante, se le veía la bombacha. Desde ya que no le dije absolutamente nada. Cuando pasamos por un negocio de lencería, el que observó ahí con más atención fui yo. -¿Te gustaría comprarme algo acá?- Me preguntó… Se ve que era muy evidente mi cara de deseo mirando esa vidriera. -Si, me encantaría, pero no se puede, no da…- Le dije resignado. -Como que no, vení…- Dijo mientras me tomaba del brazo y me tiraba para adentro del Local. -Hola, mi papá le quiere hacer un regalo a mi mamá, pero no se anima a elegirlo- Le dijo con mucha seguridad a la empleada de la tienda. -Así que yo lo voy a ayudar a elegir, ¿si?- Remató. Sin salir de mi asombro, comenzamos a revisar los distintos conjuntos de ropa interior. Después de un par de minutos ya más relajado, caí en cuenta de la situación y mi verga empezó a ponerse dura. Creo que ella lo notó porque la miro más de una vez. Luego de unos instantes, ya habíamos escogido el conjunto para Mily. Era blanco, muy delicado con encaje, además venia en juego con medias de red y portaligas. Era muy erótico y sensual, pero sin perder lo delicado. Elegimos el número más chico que había, abone y salimos rápidamente hacia el edificio donde se encuentra mi Oficina. Al entrar a la oficina nos recibió mi secretaria. Fernanda, una mujer muy atractiva de 25 años, con grandes pechos (operados) y con una figura muy sensual, aunque no tan hermosa como Mily por supuesto… Fernanda y yo habíamos tenido relaciones sexuales en numerosas ocasiones y además cada vez que yo se lo pedía, ella me practicaba una mamada. Todo ello a pesar de que Fernanda tenía novio, e incluso según ella, estaba muy enamorada del pobre infeliz. La empleada perfecta, digamos. -Que linda sos- Le dijo mi secretaria a mi primita mientras la saludaba con un beso -Gracias, vos también- contestó ella. Mande a Fernanda a realizar trámites ante la AFIP y ARBA (organismos estatales que hay en Argentina) para poder quedarme a solas con Mily. Apenas mi secretaria salió por la puerta, Mily vino rápidamente a donde estaba yo parado y salto hacia mí, abrazándome “tipo koala”. En esa posición nos besamos varias veces. Aunque yo tenía mi mente fija en la bolsita con la ropa interior. Sin más suspenso, le dije que se desnudará y ella obedeció inmediatamente. Una vez que su pequeño y sensual cuerpo estuvo al desnudo, noté que no sabía muy bien cómo ponerse la ropa recién comprada, así que por supuesto la ayude a vestir su nueva ropa interior. Una vez que finalizamos, pude observarla detenidamente, me quedé helado. Era muy sensual, las medias blancas de red le quedaban perfectas, esa bombacha y su corpiño con encaje la hacían verse realmente apetecible a pesar de su corta edad. Por dentro pensé que solo le harían falta unos zapatos con tacones y algo de maquillaje, y ya realmente seria toda una niña-mujer, extremadamente sensual. Pero eso quedaría para otra ocasión. -¿Te gusta?- Me preguntó Mily, moviéndose al ritmo de una canción. Las palabras no pudieron salir de mi boca, así que tan solo atiné a acercarme a ella y a besarla apasionadamente. Comencé a besar todo su cuerpo, aunque más que besar a esa altura ya lamia y chupaba cada región de su cuerpo. Aprovechando el momento, tire un par de almohadones de un sillón en el piso y ella se recostó en ellos… Entraba perfectamente ya que no era muy larga que digamos. Le bese todo el cuerpo sin sacarle ni una de las prendas. Acaricie sus piernas a través de las medias de red. Chupe su vagina con muchas ganas pero sin quitarle la bombacha, que a esa altura ya se encontraba completamente empapada. Me desvestí totalmente ante su tierna mirada y decidí que era momento de intentar penetrarla. Fui a buscar el lubricante que tenía en el baño y empape mi verga con el. Me ubique delicadamente sobre ella y quite ahora si su mojada bombacha. Ella abrió completamente las piernas y me ofreció sin dudar su pequeña vagina. Pude tocarla y abrirla lentamente con los dedos. Y pude observar (o eso creí al menos) su intacto himen. Comencé lentamente a pasar la cabeza hinchada de mi verga sobre su pequeña rajita, lenta pero constantemente. Una y otra vez… Supe que iba a ser un trabajo largo y meticuloso… Luego de unos minutos, la cabeza de mi verga pudo adentrarse unos pocos centímetros en el interior de su vagina. Así pude sentir por fin el calor intenso que emanaba y mi excitación se hizo aun más evidente. Continúe de a poco metiendo mi miembro dentro de ella, pero por más que intentara dilatar su vagina, solo lograba meter una pequeña parte de mi verga. Por mi parte la estaba pasando muy bien. Pero el rostro de Mily comenzaba a transformarse en dolor. Sin embargo me pidió que continuara, así que lo hice. Entonces forcé un poco más y logre meter de un empujoncito un poco más de mi verga. Es ese instantes pude ver algunas gotitas de sangre que empezaban a chorrear de la vagina de Mily. Yo sin darle mucha importancia a ello, metía y sacaba mi verga dentro de ella, y al cabo de unos minutos más, había logrado meter ya, la mitad de mi miembro dentro de ella. Creí que hasta ahí iba a estar bien, pero sin embargo me sorprendió cuando: -Seguí, por favor, seguí no pares- Me dijo Mily apenas sollozando. -Seguí, seguí, seguí, seguí…- Me decía una y otra vez. Realmente a esa altura ya estaba tan excitado que no podía pensar con claridad. Ni siquiera me había puesto un preservativo, y la verdad a esa altura ya ni me importaba. Estaba tan caliente que mi cabeza se nubló y dejo de pensar. Cada vez hacia más y más fuerza para meterle toda mi verga dentro, y de a poco lo iba logrando. Sentía como su vagina se intentaba amoldar a mi verga. A pesar de ello, los gritos de dolor y al mismo tiempo de placer de Mily se hicieron mucho más intensos. -SEGUI, SEGUI, SEGUII- Gritaba una y otra vez. –NO PARES-. Repetía. Borracho de excitación, la di vuelta fácilmente y la puse en cuatro patas y comencé a cogérmela con fuerza. Sus gritos se intensificaron de tal manera que pensé que algún vecino iba a llamar a la policía. -SI SEGUII, SI SI SI. SEGUI SEGUI- Gritaba cada vez más fuerte. Ella comenzó a llorar a lágrimas tendidas. Sin darme cuenta ya había metido casi todo mi miembro dentro suyo y mi pelvis chocaba con su culo. Al notar esa situación no pude contener más la calentura y eyacule. Por suerte segundos antes saque bruscamente mi verga y pude acabar sobre su espalda e incluso buena parte de la leche saltó hacia su pelo. Mily paró de gritar pero aún seguía sollozando. Me preocupe, pero al cabo de unos instantes empezó a calmarse y lentamente el llanto cesó. Aun sin limpiarse la gran cantidad de semen que en ella posaba, se recostó encima de mí y comenzó a besarme con mucho amor. -¿Estas bien, chiquita?- Le pregunte realmente preocupado. -Si- Me contestó mientras me besaba. –Fue la mejor experiencia de mi vida- Sentenció.

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